
En una ocasión un curandero fue llamado para curar a un niño enfermo y se le pidió que rezara. Un escéptico entre los presentes expresó claramente sus dudas sobre semejante superstición. El curandero se volvió hacia increpándole: "Eres un ignorante y no entiendes nada de estos asuntos". El escéptico se enfureció y se sintió ofendido. Pero antes de que llegara a protestar, el curandero le dijo: "Si estas pocas palabras han bastado para ponerte furioso, ¿por qué otras palabras no tendrán un efecto curativo?"
Las oraciones son especialmente apropiadas para hacer fluir las energías. Activan una potencia fuerte y transformadora, tanto para la persona que las hace como para la que las recibe.
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